La historia y la vida profesional de José Antonio Blas Piñón van totalmente ligadas a París de Noia.
Ya siendo un niño le gustaba cantar, su familia le animaba mucho a que lo hiciera siempre que tenían alguna reunión familiar.
Con 15 años y junto a unos amigos formaron su propio grupo de música folk en Redondela, el pueblo donde Blas nació, y actuaban en festivales que por aquel entonces abundaban. Un par de años más tarde se presentaron a un programa de TVE que se llamaba "Gente Joven" en el que llegaron a la fase final. El grupo se disolvió, pero el siguió con su guitarra haciendo cosillas en pubs, festivales y en cualquier sitio que se lo solicitaran. Haciendo el servicio militar conocó a Miguel, el director de París de Noia, y eso cambió su vida.
Miguel tenía la intención de hacer una profunda renovación en la orquesta que había fundado su padre y le propuso unirse, y desde entonces está en ello, con mucho trabajo e ilusión.
Han conseguido, con la ayuda de muchos y muy buenos artistas que pasaron, formaron y forman su orquesta, y han logrado que París de Noia esté en la élite de las orquestas gallegas.
Su hija, Silvia Blas, también se dedica al mundo de la verbena.
Tras 36 años encima de un escenario, Blas deja las tablas, tras un accidente en una actuación en mayo 2016.
Ya siendo un niño le gustaba cantar, su familia le animaba mucho a que lo hiciera siempre que tenían alguna reunión familiar.
Con 15 años y junto a unos amigos formaron su propio grupo de música folk en Redondela, el pueblo donde Blas nació, y actuaban en festivales que por aquel entonces abundaban. Un par de años más tarde se presentaron a un programa de TVE que se llamaba "Gente Joven" en el que llegaron a la fase final. El grupo se disolvió, pero el siguió con su guitarra haciendo cosillas en pubs, festivales y en cualquier sitio que se lo solicitaran. Haciendo el servicio militar conocó a Miguel, el director de París de Noia, y eso cambió su vida.
Miguel tenía la intención de hacer una profunda renovación en la orquesta que había fundado su padre y le propuso unirse, y desde entonces está en ello, con mucho trabajo e ilusión.
Han conseguido, con la ayuda de muchos y muy buenos artistas que pasaron, formaron y forman su orquesta, y han logrado que París de Noia esté en la élite de las orquestas gallegas.
Su hija, Silvia Blas, también se dedica al mundo de la verbena.
Tras 36 años encima de un escenario, Blas deja las tablas, tras un accidente en una actuación en mayo 2016.
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